Con el complejo desarrollo de la crisis sanitaria global, causada por la pandemia, los filósofos y otros grandes pensadores del mundo han formulado diferentes vaticinios sobre lo que será el futuro postpandemia en el Planeta.
Desde la opinión de Zizek, según la cual, la pandemia acabará con el capitalismo y traerá la implantación de un comunismo renovado, hasta su opuesto, Byung Chul Han que afirma, por el contrario, que el capitalismo saldrá fortalecido y dominará todo el planeta, lo cierto es que en el próximo período post-pandemia presenciaremos grandes cambios en función de las enseñanzas abismales que esta crisis ha puesto en evidencia.
Una de las características de estos cambios, en el que todos coincidimos, es que van a ser protagonizados, o al menos presionados por la masiva participación de la población, de todos los ciudadanos del mundo, que han sentido en su propia vida cotidiana los estragos de las infraestructuras requeridas para situaciones similares y, en muchos casos, la incompetencia de los líderes mundiales, nacionales o regionales para tomar las mejores decisiones ante la crisis.
Esta característica de participación y solidaridad mundial, nacional y local, exigirá a los ciudadanos y, en especial a sus líderes, grandes esfuerzos creativos y de gestión para realizar los cambios necesarios a todo nivel, características que son inherentes a los procesos de innovación: Creación y redistribución de alto valor y riqueza para superar las limitaciones, gestión de la incertidumbre y el riesgo, asociación y solidaridad entre organizaciones privadas y públicas y otros escenarios de cambio, todo pensado y orientado a la solución real de las necesidades humanas y a la eliminación de las grandes inequidades contemporáneas.